La reciente detención de Dimitri Vorbe en Miami por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) ha vuelto a poner el foco sobre uno de los empresarios más influyentes y controvertidos de Haití. Aunque aún no se han especificado los cargos en su contra, su historial empresarial y sus vínculos políticos ofrecen claves para entender su rol en la élite económica del país.
El poder de Sogener
Vorbe es heredero de la familia propietaria de la Société Générale d’Énergie S.A. (Sogener), una empresa privada que durante años fue uno de los principales proveedores de electricidad en Haití.
Sogener operaba varias plantas térmicas —incluidas Varreux I, II y III—, que suministraban energía a la estatal Électricité d’Haïti (EDH). Su papel fue crucial en un país marcado por la escasez de electricidad y el deficiente acceso a servicios básicos.
En 2019, el gobierno del entonces presidente Jovenel Moïse acusó a Sogener de sobrefacturación y pagos indebidos, reclamándole más de 120 millones de dólares. La disputa culminó con la incautación de las plantas de generación y la cancelación de los contratos con el Estado.
Negocios con el Estado y vínculos políticos
La influencia de la familia Vorbe no se limitó al sector eléctrico. Durante el gobierno de René Préval, obtuvo importantes contratos públicos para la construcción de carreteras y otras obras de infraestructura, fortaleciendo así su posición dentro de la economía nacional.
La familia también ha estado estrechamente vinculada con el ámbito político. Joel “Pacha” Vorbe, hermano de Dimitri, es un dirigente del partido Fanmi Lavalas, fundado por el expresidente Jean-Bertrand Aristide, una de las principales fuerzas políticas del país.
Además, un abogado cercano a Sogener ocupó el cargo de ministro de Justicia antes de renunciar y ser sancionado por el gobierno de Canadá.
Sanciones, controversias y acusaciones
El gobierno de Jovenel Moïse acusó a Vorbe de haberse beneficiado de contratos irregulares con el Estado, lo que derivó en la confiscación de activos y una orden judicial en su contra en 2019. También fue citado por el Senado haitiano para responder por presuntos malos manejos de fondos del programa PetroCaribe, aunque nunca compareció.
Pese a las controversias y sanciones, Sogener se mantuvo durante años como símbolo del poder económico privado en Haití, un país donde el acceso a la energía sigue siendo un privilegio para pocos.